El Derecho a la Pereza
Hace mes y medio que escribía en un chat sobre la importancia de la lectura, yo estaba en la librería Gandhi, compre tres libros, dos ya los tenía definidos la desobediencia civil y el otro de Saint Germain, pero a un lado de estos libros se encontraba un libro cuyo título llamo mi atención, “ el derecho a la pereza “ de LAFARGUE.
Cuando comencé a leerlo me percate que él fue nuero de Carl Marx, su obra comienza describiendo como el ser humano conforme va pasando el tiempo desentona y corrompe sus medios morales y su medio ambiente con el firme propósito de obtener un bien material por una necesidad impuesta.
Tal y como lo menciono Tayler Durden, “la gente trabaja en lo odiado para comprar lo innecesario” cierta parte de su obra es muy técnica muy similar al capital de Marx, sin embargo existe una secuencia interesante en la que denota que el ser humano no debe de trabajar puesto que la misma naturaleza le provee todo, indudablemente el principio de la crematística de Aristóteles y de los fisiócratas.
En todo momento argumenta que este sistema consumista pervierte el sentido existencial del ser humano, incluso comenta que todos los seres vivos en este planeta conocen su naturaleza y su sentido de vivir excepto el ser humano, sin duda alguna todo un tema para la retórica.
En lo personal no estoy en contra del sistema capitalista en el que vivimos, tampoco conozco otro sistema, pero algo que llamo mucho mi atención en este libro de Lafargue, es que hace hincapié en que el ser humano debe de hacer lo que le guste, por egocéntrico que suene y muy apegado al pensamiento de Ayn Ryan, es decir si cada ser humano hace lo que le gusta para vivir, estará generando un circulo virtuoso en el que la voluntad de construir y desarrollar es natural, Mahatma Gandhi lo decía “en esta vida has lo que más te gusta y nunca tendrás que trabajar”.
El tema me gusto y me apasiono, que gran oportunidad el poder decir voy a hacer lo que más me gusta y aparte recibiré un ingreso, esta vida se va en un abrir y cerrar de ojos, cada momento, cada paisaje, cada tenida, cada lunes, es lo que le da sentido, no la guerra, no un Ferrari, no la pretensión social, si no el fuego interno de conquistar y buscar la felicidad.
Por: Roberto Ahumada